miércoles, 24 de octubre de 2012

Wildy, cubanía como fuente y destino

Wildy, cubanía como fuente y destino

Por Olga Lidia Pérez


Para quienes lo ven desandar las calles de la ciudad con su cámara fotográfica colgada al cuello debe parecer un fotógrafo de los tantos que van atrapando con su lente la historia o la vida de la capital. Y no dejarán de tener razón, solo que el mundo creativo y artístico de este hombre, desborda estos límites y se adentra en regiones menos conocidas y, probablemente, más arriesgadas.

Israel Wilfredo Díaz, Wildy, es fotógrafo de profesión y vocación. Hace más de tres décadas trabaja como fotorreportero en la revista Somos jóvenes, de la Casa Editora Abril, y ha mostrado su trabajo en numerosas exposiciones personales y en diversas publicaciones en Cuba y en el extranjero.

Durante muchos años, Wildy recorrió Cuba, sin recursos y a pura voluntad en los durísimos años del periodo Especial, para conformar probablemente el mayor archivo fotográfico de un tesoro, casi patrimonial y todavía poco valorado: las locomotoras de vapor que aún continuaban funcionando en nuestro país. 

No se limitó únicamente a fotografiarlas. Wildy investigó, se documentó y devino –me atrevo a afirmarlo- uno de los mayores conocedores de nuestras “reliquias de hierro”. Y además, promotor constante de su conservación, que intentó sensibilizar a personas e instituciones que pudieran salvaguardarlas.

Sobre aquellas primeras exposiciones, expresó en una entrevista:

Conformé ‘Ferrocarriles del ingenio’ con estampas de tres centrales azucareros granmenses donde aún funcionaban locomotoras de vapor. Luego visité otros colosos, según mis posibilidades, y amplié la muestra con nuevas fotos. Era un tema interesante, desconocido.
“Guardo un grato recuerdo de la apertura; asistieron miembros del Club de Fotógrafos de Bayamo, habituales de la galería, y obreros de uno de los ingenios; muchos de ellos nunca habían estado en una sala de arte y se sintieron reconocidos en primera persona cuando vieron sus rostros, sus máquinas. ‘Ahí estaba la rueda y la poesía de la rueda, ahí estaba la antigüedad que siempre es poesía’, había dicho Martí en una exposición de materiales ferroviarios en Chicago, y ese era mi sentimiento”. 

Y el reconocido y recordado ensayista y crítico Rufo Caballero afirmó ante otra de sus exposiciones:

Wildy ha vuelto a elevarse, para diseccionar, pese a todo el encanto perdido de un tema querible: el ferrocarril es el refugio sublime que ha podido advertir, y hacia el cual nos seduce en toda su vocación de artista”.
Pero otra pasión lo atrapó después. Con la llegada del nuevo milenio -y sin abandonar la fotografía, claro está-, Wildy se entregó al modelismo. Gracias a su talento y laboriosidad, hemos podido ver navegar en insospechados lugares, “El Pilar”, ese famoso yate de Hemingway, llevado a un modelo navegable y guiado por control remoto. Luego fueron las réplicas, entre otras, de una lancha torpedera inglesa de la Segunda Guerra Mundial, y del cazasubmarino de bandera cubana que hundiera al submarino alemán U-176 en las inmediaciones de Isabela de Sagua en 1943.
Wildy es un hombre generoso, leal, cubano de raíz y alma, de una honestidad a prueba de balas y siempre presto a la entrega, a la colaboración. Su blog sobre modelismo cubano ha recibido la visita de miles y miles de cibernautas.

Wildy es pues ese artista que hoy sigue desandando la ciudad y el país, casi sin recursos, para compartir sueños, habilidades y saberes, y es un privilegio nuestro saberle aquí, convirtiendo utopías en certezas, con la cubanía, la identidad, como fuente y destino.

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